Sauna en Berlín - Capítulo 2: Miradas centrífugas.

La otra vez estaba descansando en un camastro. Así se hace entre sauna y sauna. Terminas una sesión de caliente, frío, más frío, caliente, y te recuestas para que el cuerpo trate de retomar su ritmo. Yo estaba envuelto en mi bata de baño, tenía una capa de toallas encima, además de la cobija que te ofrecen. Parecía un tamal.

Traté de leer el periódico, pero era imposible. Con el vulgo que visita el sauna es imposible no distraerse. El hombre que te imaginas de traje, la mujer de pelo morado y anteojos que bien podría estar detrás de una oficina de gobierno, el joven ecológico que está más flaco que la anoréxica de a su lado y esa chica que le fascinaba pasar de un lado a otro. Pasaba enfrente de mí. Y cuando pasaba, abría su toalla a lo ancho. Parecía Batman queriendo suavizar su caída de un edificio. Una y otra vez. Debió de haberle gustado caminar aireándose. Estaba como disfrutándose y, al mismo tiempo, disfrutándonos.

Sus pasos parecían los de un árbitro midiendo la distancia del tiro libre. Era imposible no voltear a verla. Pelo suelto, pechos pequeños, cuerpo delgado y, claro, también vi su pubis, tenía vellos que crecían desenfrenadamente hacia el ombligo y las ingles. Yo quería leer noticias, pero entre la formalidad del idioma alemán y la fauna saunífera que ahí se encontraba, era imposible concentrarme. Tatuajes, burocracia, arrugas, mesera, lunares, artista, vellos, jubilados, una y otra vez. Es como una película de Woody Allen pero con desnudos.

Pero la batichica seguía pasando. Seguía haciendo ruido. Seguía atrayendo las miradas. En una de las ocasiones que la volteé a ver, me vio, quiero decir, me castigó con la mirada. Yo me avergoncé y traté de concentrarme en voltearla a ver.

Vergüenza, sí, eso puede pasar en un sauna.

La gente llega a un establecimiento donde la convención es el desnudismo, pero a la gente en realidad no le gusta estar desnuda o no le gusta que la vean desnuda, o las dos. Bueno, ¿y por qué llega entonces alguien a ir a un sauna? Bueno, a veces alguien que no le gusta acompaña a alguien que le gusta. A veces alguien a quien le gusta mucho, jala a alguien a quien no le gusta. Yo creo que ese era el caso de la batichica, porque a sus colegas parecía no gustarles nada, mucho menos cuando ella pasaba extendiendo su capa.

Sobre la vergüenza: el otro día estaba en otro sauna cuando llegó una pareja, hombre y mujer. El hombre, como sucede muchas veces, con la toalla como torero; la mujer con la toalla como vestido sin escote. Yo estaba dentro del cuarto de sauna y pude ver al par, la puerta era de cristal transparente. Ambos tenían que pasar enfrente del cuarto para ducharse, y ambos se dieron cuenta que nosotros estábamos adentro. El hombre colgó su capa y la mujer se metió con toalla a las duchas. Después vi cómo, desde las duchas, sólo sacó el brazo para colgar su toalla. Pero no podía. Con un brazo de basquetbolista lo habría hecho fácil. Yo seguí todo el acto porque me llamó más la atención que si hubieran llegado los dos desnudos. Cuando salieron de las duchas agaché la cabeza para que la mujer no se sintiera tan intimidada.

Eso pasa: la desnudez evidente no se nota tanto como la que se trata de ocultar.

Aunque también hay prejuicios, y ahí está el mito del negro.

Una amiga tenía como pareja a un negro. No lo digo despectivo, es como usaría las palabras moreno o blanco, aunque pudiera leerse de otra forma. El punto es que mi amiga contaba en fiestas sus aventuras de sauna, y decía que se le hacía incómodo ir con su pareja porque toda la gente, TODA, así como lo contaba, se le quedaba viendo a él, como si quisieran comprobar algo que viene ¿en los libros de historia?

Entonces un día, otro, en un sauna, que veo a un negro. Él iba saliendo del cuarto de sauna y justo se estaba quitando la toalla para ponerse la bata. ¿Dónde demonios aterrizó mi mirada?



Otros capítulos de la serie "Sauna en Berlín":

Preámbulo: ¡Fuera toallas!

Capítulo 1: Un moreno desnudo en Berlín.

Capítulo 3: El soplido del dragón.

Nota al pie: ¿Por qué se desnudan los alemanes?

Capítulo 4: La toalla, entre más colorida, mejor.

Capítulo 5: Encuentros del tercer tipo.

Sauna en Berlín - Capítulo 2: Miradas centrífugas. Sauna en Berlín - Capítulo 2: Miradas centrífugas. Reviewed by Yaotzin Botello on 1/28/2010 07:19:00 PM Rating: 5

2 comments

Olis said...

¿Ves por qué no voy a los saunas? Como te dije, mi mente tercermundista no creo que se adapte a la desnudez tan abiertamente...o ¿si?

Unknown said...

Me pasó algo similar a la anécdota que cuentas en el Sauna, es algo así entre el morbo y la decencia, en donde ves a las personas desnudas y sabes que están desnudas y lo aceptas pero sabes que hay algo mas que no es normal, en especial cuando ves que la chica frente a tí es muy atractiva Fui 2 veces al Sauna mixto, quiero suponer que para el alemánm promedio que lo frecuenta si es algo normal pero aun así se fijan en los pequeños y los grandes detalles (sabemos a lo que me refiero). Me gusta mucho tu blog, sigue asi. saludos desde Gaudalajara!

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